Luca di Montezemolo agita la bandera a cuadros al ganador del GP de Baréin de F-1, Oscar Piastri. Foto: Andrej Isakovic /Getty Images
Después de tres carreras con vencedores diferentes, la cuarta válida de la temporada 2025 de Fórmula Uno, dejó muy claro que McLaren tiene la supremacía absoluta para un segundo título de constructores consecutivos; pero dejando muy abierta la posibilidad de sus propios corredores.
La primera victoria de McLaren en el circuito de Sakhir desde su inauguración en 2004, es un triunfo en la casa de su dueño, el Bahrain Multalakat Holding Company, socio mayoritario del equipo desde 2014.
Es dentro de la escudería donde se va a decidir el campeonato de pilotos, en un tiempo todo centrado alrededor del británico Lando Norris, pero que ha visto como paulatinamente el australiano Oscar Piatri, hasta el momento prácticamente invisible, comienza a abrirse camino hacia una verdadera confrontación con su compañero por el título.
El melburniano, se ha dado cuenta que estar adelante es lo que vale para poder triunfar y así como todos en la presente temporada, gana el que sale de la posición de vanguardia de la parrilla de salida. Triunfador en China con su primera pole en la F1, repite en Baréin, prácticamente en solitario agregando su primer Hat-Trick al conseguir, además, la vuelta más rápida de la carrera.
Doblegado 20 a 4 en las clasificaciones para la parrilla de 2024, Piastri sabe que la ventaja en el equipo la tendrá siempre que esté por delante de Norris, porque el resto de los conjuntos aun están muy lejos, al menos 0.3 segundos por vuelta del MCL39, con Mercedes el más cercano, luego Ferrari y cuarto Red Bull -a pesar del triunfo oportunista de Max Verstappen en Japón-, confrontando serios problemas técnicos que no han podido resolver.
Por otro lado, el australiano tiene en su forma de ser, taciturno e imperturbable (muy similar a Kimi Raikkonen), una fortaleza que se contrapone a lo extrovertido de Norris, con demasiada autocrítica y vulnerabilidad emocional.
Esta posible lucha intra-equipo, probablemente no se va a parecer a la de Niki Lauda y Alain Prost o la de Ayrton Senna y Prost en el propio equipo McLaren de los años 80, porque se ha visto que Norris lleva la lucha hacia adentro, con los demonios internos tomando protagonismo, con inseguridades que le hacen cometer errores, que no han sido pocos después de su triunfo en Australia y el repunte de su compañero de equipo.
En Baréin, fueron demasiados. Según él, porque no se siente cómodo en el monoplaza y que es difícil de manejar, mientras que su compañero dice todo lo contrario. Al tratar de esforzarse por más velocidad, los errores se hacen más frecuentes, como también los mentales. Perdió la pole en Sakhir, al llegar con demasiada velocidad a la primera curva, entrando con subviraje seguido por sobreviraje con la pérdida de varias décimas de segundo, para terminar en el sexto puesto y lejos de una posible victoria.
Para colmo, fue penalizado por arrancar fuera de la posición de su puesto en la parrilla y luego, tratando de adelantar primero a Lewis Hamilton y luego a Charles Leclerc, calculó mal, con descontroladas alargadas o varias veces fuera de la pista, a pesar de una clara superioridad de vehículo y de neumáticos.
Su frágil liderato en el campeonato se redujo a 3 puntos, que bien pudiera perder este mismo fin de semana en el circuito Yeda de Arabia Saudita.
El otro hombre invisible del campeonato, es George Russell. El piloto británico del equipo Mercedes, ha terminado en el podio en tres de las cuatro carreras y si bien aun no inquieta a sus rivales de McLaren, tiene una consistencia única, que pueda pagar dividendos a largo plazo.
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