Max Verstappen, GP de Las Vegas de F1. Foto: Red Bull Content Pool
Finalizando quinto en el Gran Premio de Las Vegas de Fórmula Uno, por delante de Lando Norris, su único rival con posibilidades matemáticas de superarlo, Max Verstappen se titula campeón de pilotos de la temporada 2024, a falta de dos eventos (Catar y Abu Dhabi) para terminar la septuagésima quinta campaña de Fórmula Uno.
Se convierte así, en apenas el sexto piloto de la máxima categoría del automovilismo mundial que logra cuatro campeonatos (Juan Manuel Fangio, Alain Prost, Michael Schumacher, Sebastian Vettel y Lewis Hamilton) y apenas el quinto (todos menos Prost) en lograrlo en forma consecutiva. Solamente tres pilotos han obtenido más títulos: Fangio 5, Schumacher y Hamilton 7.
El escenario fue Las Vegas, fabulosa ciudad sede de un GP de la F1 en solo cuatro oportunidades, pero que ha sido testigo de la definición del campeonato en tres de ellas. Aparte de ésta por Verstappen, también los títulos de Nelson Piquet en 1981 (Brabham/Ford) y de Keke Rosberg (Williams/Ford) en 1982, coincidencialmente todos finalizando en el quinto lugar de su respectiva carrera.
Después de dos relativamente simples y fáciles temporadas para conseguir coronarse, la última con una cantidad impresionante de récords, en esta, el neerlandés tuvo que esforzase y trabajar verdaderamente duro para lograr algo similar a la primera en 2021, cuando la lucha con Lewis Hamilton llegó hasta la carrera final, pero con la diferencia que en aquella ocasión Red Bull había logrado emparejar su monoplaza con el previamente ganador Mercedes, invencible en siete temporadas de 2014 a 2020.
Si bien esta campaña se inició presagiando los mismos resultados que en las dos previas, con sendos 1-2 de Verstappen y Sergio Pérez con el RB20 en las primeras dos carreras en Baréin y Arabia Saudí, pronto se hizo aparente que Red Bull ya no tenía el monoplaza más rápido de la parrilla, aun así, Verstappen venció en siete de las primeras diez competencias, para también pronto notarse que la diferencia era el piloto, como demostraría Sergio Pérez, quien más nunca subiría al podio después de la quinta válida en China, donde terminó tercero detrás de Lando Norris.
Justamente el piloto británico, triunfador de la siguiente carrera en Miami por delante de Verstappen, fue el encargado de demostrar que el McLaren MCL38 se había convertido en el monoplaza más veloz de la parrilla, gracias a desarrollos evolutivos del vehículo, que también lograrían con éxito Ferrari, Mercedes y en menor grado otros.
Si bien, a veces incorrecto y oportunista, con una defensa al o sobre el límite de la legalidad, Verstappen requirió llevar un coche de Newey -sin Newey-, al hombro, persiguiendo durante ¾ parte de la temporada a vehículos más rápidos y ciertamente dando la impresión en un momento dado (Monza), que el campeonato de constructores estaba perdido y que el de pilotos posiblemente también, a pesar de sus triunfos iniciales.
Pero, después de diez carreras sin lograr una victoria, en Brasil dio una clase magistral de manejo bajo la lluvia (a lo Senna), reafirmando que en 75 años de Fórmula Uno, todavía gana el piloto sobre las máquinas, incluso los campeonatos. Lo demuestra, que el equipo del campeón terminará tercero en la clasificación de los constructores. Es apenas la tercera vez en la historia de la F1, desde que se implantó ese campeonato en 1958, que el equipo del piloto campeón, no clasifica primero o segundo ese año. Coincidencialmente, de nuevo, fueron Nelson Piquet y Keke Rosberg los campeones, mientras sus respectivos equipos Brabham en 1983 y Williams en 1982, finalizaron tercero y cuarto.
Sin la posible ventaja inicial (no hay cambios del reglamento técnico), 2025 se antoja aun más difícil para que Verstappen pueda emular a Michael Schumacher, el único con 5 campeonatos consecutivos (2000-2004). Su enorme talento – demostrado con creces en esta temporada- es su mayor aval.
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