Celebración Ferrari en Mónaco. Fred Vasseaur -en- y Charles Leclerc al agua, en el puerto. Foto: Ferrari
Finalmente, un sueño de niño se hizo realidad en las calles del principado de Mónaco. El local, Charles Leclerc triunfó en la octagésima primera edición del Grand Prix de Mónaco, para convertirse en el primer monegasco en subir a lo mas alto del podio desde que lo hiciera Louis Chiron en 1931 sobre un Bugatti T51.
De los múltiples pilotos que han sido residentes del paraíso fiscal del Mediterráneo, Leclerc y Chiron han sido los únicos que crecieron en el principado y que fueron empujados y motivados por sus padres, tampoco dentro de la categoría de los habituales millonarios que engruesan la lista de más de un tercio de los casi 40.000 habitantes del microestado de apenas 2.08 km2 de la Riviera Francesa.
Papá Chiron, fue Concierge del Hotel de Paris y Louis, una vez bellboy del prestigioso establecimiento, entró al mundo del automovilismo gracias al patrocinio de la Aristocracia (femenina) Europea, que incluso gracias a su talento, se convirtiera en piloto oficial de Bugatti.
Por su parte, Charles también obtuvo mucha ayuda para el desarrollo de su innata velocidad, principalmente en el Karting por la familia de su gran amigo Jules Bianchi, a quien trágicamente perdió en el camino, por un nefasto accidente en Suzuka 2014 al chocar con una grúa cercana a la pista, accidente que lamentablemente ya había ocurrido en 1994 con Martin Brundle (sin esas graves consecuencias) y casi de nuevo en la versión (siempre en el mismo trazado) en 2022 con Pierre Gasly.
Para llegar a este emotivo triunfo, el monegasco debió pasar por la pérdida de su padre Hervé cuando estaba en el ascenso hacia la máxima categoría y trataba de ofrecerle el triunfo en casa en la F2 en 2017, pero que perdería por una falla mecánica de su monoplaza mientras la lideraba.
Posteriormente ya en la F1, le tocó sufrir la rara eventualidad hoy en día de perder a otro de sus compañeros (en F3) y amigo, “el hermano de sus sueños” Anthoine Hubert, en un accidente en la carrera de F2 en Spa 2019, GP que ganaría y dedicaría ese su primer triunfo en la máxima categoría al piloto galo.
Tampoco fue nada fácil lograr la victoria -por fin- en su patio, después de 6 intentos, primero con Sauber en 2018 y luego con Ferrari. El favorito local para la pole y victoria en su primer año con la escudería del cavalino rampante en 2019, no pasó de la Q1 por un error del equipo al dejarlo en los pits en la postrimería de la sesión, mientras los demás mejoraban su tiempo. En 2020 no se corrió por la pandemia del Covid-19. En 2021, tratando de mejorar su tiempo de la pole, chocó y rompió un semieje trasero, que fue diligentemente reparado, para no poder iniciar la carrera al descubrirse justo antes, que el contralateral también estaba dañado. En 2022 de nuevo desde la pole, un error estratégico de su equipo lo llevó al cuarto puesto, después que lideraba con comodidad. En 2023, nadie estaba a la par de Max Verstappen, pero finalmente en 2024 se cumplió su sueño y el de los casi 10.000 nacionales que festejaron junto a la horda de visitantes que año a año llenan los espacios del pequeño principado, sede del más glamoroso evento automovilístico a nivel mundial.
Para nada impidió la gran celebración que el GP fuera una verdadera procesión, con una velocidad promedio de 109 km/h, -al final, no muy distante a la de Louis Chiron en 1931 de 86.4 km/h- por una Bandera Roja con a una interrupción de 40 minutos debido al accidente en la primera vuelta que dejó fuera de la competencia a Sergio Pérez, con su Red Bull RB20 destrozado por un contacto subiendo hacia el Casino con ambos HAAS. El percance permitió que Leclerc (contrario a su sobrenombre Charles L’Eclair = el Relámpago Carlos) impusiera un ritmo ultralento, sin posibilidad de adelantamientos ni de posibles estrategias de cambios de neumáticos, porque la mayoría ya no lo hicieron.
Los 10 primeros terminaron como arrancaron (no infrecuente en Mónaco), siendo llamativo sin embargo que los dos Ferrari, los McLaren y un Mercedes, siempre por delante de un frustrado Max Verstappen, quien arrancó y terminó en el sexto lugar, además perdiendo la posibilidad de establecer una marca de más poles consecutivas (que quedó al igual que Ayrton Senna en 8) y permitiendo un acercamiento a su liderazgo y al de Red Bull, como nunca antes.
Quizás, en sus declaraciones posteriores a la carrera, uno de los datos más interesantes fue la posible razón por el mal desempeño de Red Bull en este tipo de circuito. Según explicaba el tricampeón reinante, la excesiva rigidez de la suspensión del RB20 hace que sea lo más parecido a un desprovisto de amortiguación Karting y que el pase sobre los morrillos desestabiliza en tal forma el monoplaza que lo hace muy difícil de manejar en los trazados urbanos, problema no visible previamente por la superioridad y diferencia de 3 a 4 décimas con respecto al resto, pero ahora más notorio e importante con el acercamiento de la competencia.
Por eso, es muy probable que veamos de nuevo la superioridad de Red Bull y Max Vestappen en los circuitos clásicos y rápidos, como Montmeló, Red Bull Ring, Silverstone, Spa, etc. Pero no, en la próxima válida en Canadá, siendo el trazado de Montreal rápido, pero con muchas curvas lentas que requieren apoyarse en los morrillos para una buena vuelta, que de nuevo podrían poner en desventaja a Verstappen y a Sergio Pérez, sin la confianza de pasar rápido sobre ellos.
En cuanto al futuro de Mónaco, hacer la pista más rápida y con adelantamientos parece poco factible. Pero si, según George Russell, correr con neumáticos blandos que impidan dar más de 20-30 vueltas para así provocar, aunque sea, posibles contratiempos y variedad de estrategias. Una dispensación que en otra forma ya se le da, al correrse 260 kilómetros, en vez de los más de 305 que estipulan los reglamentos deportivos de la F1.
Por el momento, los Principes de Mónaco festejan…
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