Senna en el Toleman/Hart TG184, Gran Premio de Mónaco 1984.
Foto: Sutton Images
Este fin de semana se corre en las calles de Montecarlo, el octagésimo primer Grand de la temporada 2024 de Fórmula Uno.
El piloto neerlandés Max Verstappen, líder del campeonato de pilotos y ganador de 4 de las primeras 6 carreras de la presente campaña, tratará de batir el récord de 8 poles consecutivas que comparte con el mítico Ayrton Senna y las 7 seguidas iniciando una temporada, igualado con Alain Prost, quien las consiguió en 1993 con el extraordinario Williams/Renault FW15B.
Sin embargo, cada vez se hace más evidente que Red Bull y Verstappen ya no cuentan con la exagerada ventaja de los dos primeros años con las nuevas regulaciones introducidas en 2022 del agarre aerodinámico mayormente producido por la succión del piso, en vez del generado por los alerones. Finalmente, dos equipos vienen demostrando que, con las modificaciones introducidas en sus monoplazas, la ventaja actual sobre McLaren y Ferrari se limita máximo a 0.1 a 0.2 segundos por vuelta, pudiendo en algunos circuitos y circunstancias incluso estos ser mejores.
Asi se vió, primero en Miami -la sexta válida- con Lando Norris triunfando y luego -este fin de semana pasado- en Imola, como el mismo piloto británico asedió al holandés en las vueltas finales del Gran Premio de la Emilia Romaña para reducir -en igualdad de condiciones- un déficit de unos 6 segundos faltando 15 giros, para terminar apenas 0.7 segundos por detrás.
Verstappen ganó igual, pero se tuvo que emplear a fondo y sudar un poco más para lograr el triunfo. Una demostración más, que el Red Bull actual sin el neerlandés no estaría ya en esa posición de privilegio. Verstappen aguantó la embestida del McLaren sin cometer errores y sin poder salirse de los límites de la pista una sola vez más, porque ya estaba apercibido de una posible sanción de 5 segundos agregados a su tiempo final, que indudablemente le hubiera quitado el triunfo.
Si bien ayudado por la salida del Vehículo de Seguridad cuando lideraba en Miami y que su compañero de equipo (Oscar Piastri) fuera penalizado en Imola con tres puestos en la parrilla de salida que lo promovieron a la primera fila, Lando Norris es, quien se ha convertido en el principal competidor de Verstappen en las pistas.
Para saber si el progreso de McLaren y Ferrari acercándose a Red Bull es definitivo, habrá que esperar al desempeño en las carreras de Canadá, Barcelona y Austria, donde se combinan largas rectas con curvas rápidas y lentas.
En cambio, este fin de semana en Mónaco, es más del piloto que de la máquina. Norris tendrá que vestirse de Senna, como lo será su monoplaza en forma especial en su homenaje, para producir una vuelta mágica, como lo hizo el paulista en 1988 (1.427 segundos más rápido que su compañero Alain Prost) para obtener la posición de vanguardia en la parrilla de salida y así tener una verdadera oportunidad de conseguir una segunda victoria esta temporada. Porque si la logra, será muy difícil que lo puedan vencer.
Además, es posible que la clasificación para la parrilla de salida en el principado sea con lluvia (una probabilidad de 50%), con lo cual se recordaría otra gran actuación del mágico Senna, con su espectacular manejo en este GP de 1984 -su año debut en la máxima categoría- con un vehículo del montón (Toleman con motor turbo Hart), finalizando segundo, detrás del ganador Alain Prost, favorecido por la finalización prematura de la competencia debido a las adversas condiciones climáticas, justo cuando el brasileño lo pasaba por el primer lugar.
De esa famosa pole en el McLaren/Honda MP4-4 -uno de los videos más reproducidos en la historia de la F1- el propio Senna explicaba posteriormente que había entrado en una especie de trance, que definió como por encima de la “comprensión consciente”, siendo cada vez más rápido sin saber como, hasta que despertó de ese manejar por instinto, después de cerrar la histórica vuelta, manifestando que ese día ya no podía correr más.
Igual fenómeno le sucedió a Jochen Rindt, campeón póstumo en 1970, en este mismo trazado. En una tranquila carrera desde el octavo lugar con su Lotus 49C/Cosworth, súbitamente por fallas mecánicas o despistes de los otros se encontraba en el segundo lugar a unos 9 segundos del líder Jack Brabham (Brabham/Cosworth BT33), aun faltando 5 giros. Vuelta por vuelta bajaba el tiempo por más de un segundo y más rápido que en la vuelta de clasificación. Finalmente, el tricampeón australiano entró en pánico y chocó en la última curva (Gasómetro) de la última vuelta, para darle ese improbable triunfo al austríaco, quien se despertaría llorando al oír en el podio el himno de Austria.
Este fenómeno muy particular del trance placentero fue muy bien detallado y expresado en el libro de psicología humana positiva, del autor húngaro Mihaly Csikszntmihalyi (impronunciable) titulado “Flow” (Fluir)… muy apropiado.
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