Atardecer en el circuito de Marina Bay en Abu Dhabi. Foto: FIA.com
Con el recién disputado Gran Premio de Abu Dhabi, finalizó la septuagésima cuarta temporada de la Fórmula Uno.
Después de 22 carreras válidas para el campeonato de pilotos y de constructores, la campaña 2023 ha demostrado sin lugar a dudas de ser una de las más dominadas por un piloto y una escudería en la historia de la categoría reina del automovilismo mundial, con 19 triunfos de Max Verstappen y 21 del equipo Red Bull (2 del mexicano Sergio Pérez).
La razón, muy simple. El mejor piloto con, el mejor monoplaza (en cualquier tipo de pista), la máquina más eficiente (ninguna ruptura o falla), el equipo más competitivo y probablemente el mejor diseñador en la historia de la categoría.
Quizás, el mayor parecido sea con la temporada de 1988, en la cual McLaren -también con propulsor Honda Turbo- triunfó en todas menos unas de las carreras (15/16), triplicando los puntos sobre el segundo lugar (Ferrari) 199 a 65. A diferencia con la zafra actual, en esa oportunidad el cetro se dilucidó entre ambos pilotos del equipo británico, el campeonato para el brasileño Ayrton Senna con siete victorias, mientras ocho fueron para el francés Alain Prost (contaban solo los 11 mejores resultados).
Si bien algunas campañas se han decidido en la última carrera, la más reciente 2021, en la cual incluso Max Verstappen y Lewis Hamilton llegaron empatados en puntos, muchas han terminado con grandes diferencias entre el primero y segundo lugar, sobre todo, cuando se asocian un gran piloto con un excepcional monoplaza.
Como ejemplos notorios, el pentacampeón Juan Manuel Fangio con el imbatible Mercedes W196 en 1954 sobre su compatriota José Froilán González (Ferrari) y en 1955 sobre su compañero Stirling Moss por casi el doble de puntos. Lo mismo, el extraordinario piloto escocés bicampeón mundial, Jim Clark en 1963 con el Lotus 25 sobre Graham Hill (el campeón reinante con BRM), el británico Nigel Mansell con el poderoso Williams FW14B sobre su compañero el italiano Ricardo Patrese en 1992 y Michael Schumacher en 2001 con el Ferrari F2001 sobre el segundo, David Coulthard de McLaren, entre otros.
Excepcionalmente los equipos colocan –como McLaren en 1988 y 1989 a Senna y Prost o, a Fernando Alonso y Lewis Hamilton en 2007- dos pilotos de la misma calidad o categoría, sobre todo del mismo carácter y deseos imperiosos de ser campeones, porque le hacen la vida imposible a todo el equipo -por muy profesionales que sean-, además de dividirse los puntos lo que puede facilitar el triunfo de un tercero (justamente McLaren en 2007 con el triunfo de Kimi Raikkonen de Ferrari por un punto sobre ambos). Lograr el campeón y el subcampeón, es lo que menos le interesa. Apenas ha sucedido en 19 ocasiones, siendo el más exitoso, Mercedes con el inicio de la época híbrida de 2014 a 2020 en 5 ocasiones.
Los equipos prefieren un piloto que pueda ser campeón y un compañero, también bueno, pero que saben no puede disputarle la corona a la estrella, para quien ponen todo su empeño y recursos. Por eso es, que las noticias sobre la posible asociación de Max Verstappen con Lewis Hamilton o con Fernando Alonso en Red Bull, a priori, no se va a dar. Como demostró en esta temporada Red Bull, no necesitan mucho apoyo de un segundo piloto para conseguir ambos campeonatos, aunque también es cierto, que tener a un Verstappen no es lo común y nunca lo ha sido a ese nivel de dominio.
Desde el punto de vista del piloto campeón, el Max Verstappen de esta temporada a quien más se parece es coincidencialmente a otro tricampeón, Ayrton Senna. La misma determinación, seriedad, rudeza en la pista, talento y velocidad. Abierto, sincero y sin miedo de decir lo que piensa, aun enfrentándose no pocas veces a las autoridades y al sistema si no es de su agrado. Pero sin duda, no cuenta con el carisma del paulista, ídolo mundial, a pesar de la pareja brasileña (Kelly Piquet).
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