El Casino de Montecarlo. Donde para ganar, hay que apostar.
A pesar de ser etiquetado por muchos como anacrónico, aburrido, procesional y cantidad de otros epítetos para desacreditarlo, el GP de Mónaco sigue siendo el evento clásico de cada temporada de Fórmula Uno, donde todos quieren estar ese fin de semana. Notorio por la falta o imposibilidad de adelantamientos, las estrechas calles de Montecarlo son un reto para los pilotos cuyos monoplazas alcanzan velocidades por encima de los 280 km/h. Como en el Golf que se juega individual contra la cancha, el enemigo es más la pista que los demás participantes y, sin vías de escape, las barreras de protección son el final del mínimo descuido.
El “clásico” resultó ser el ejemplo “clásico” de cómo perder una carrera prácticamente ganada y como ganar una prácticamente pérdida. Ferrari y Charles Leclerc habían dominado todo el fin de semana y a pesar de comenzar con lluvia y una pista mojada, que podría convertir el evento en una lotería de resultados -como ha sucedido en innumerables ocasiones cuando llueve-, los dos monoplazas del cavallino rampante se mantenían en los primeros dos lugares cuando se comenzaba a secar el trazado y la mayoría apostaba por mantenerse en la pista con los neumáticos de lluvia extrema (bandas azules)hasta cambiarlos por los de pista seca, para una sola parada en los boxes.
Red Bull con sus pilotos Sergio Pérez y Max Verstappen en el tercero y cuarto lugar respectivamente, sabiendo que no podían ganar, cambiaron su estrategia y mandaron a los pits al mexicano para poner neumáticos intermedios (marcados verdes)antes de cambiar a los de pista seca. Ferrari reaccionó tarde, pensando que no serían tan rápidos en desempeño y en vez de evitar el “undercut” de inmediato o esperar y no perder posición en la pista para colocar luego los de pista seca, primero hicieron perder el liderato de Leclerc saliendo detrás de Pérez, para luego ser relegado al cuarto puesto, cuando otro error del equipo transalpino al cambiar a las pocas vueltas de intermedios a duros de pista seca, entraron ambos pilotos y Leclerc quedaría detrás de Verstappen, mientras la maniobra con Pérez lo puso en el primer lugar.
El statu quo de la seguidilla Pérez-Sainz-Verstappen-Leclerc se mantuvo hasta el final, a pesar de un incidente que potencialmente podría cambiar las posiciones cuando un fuerte choque del HAAS/Ferrari de Mick Schumacher destrozó el monoplaza y la carrera fue interrumpida por segunda ocasión con una bandera roja. De nuevo Red Bull apostó y ganó. A pesar de faltar al menos 34 vueltas para el final de la competencia (reducida al tope reglamentario de 3 horas en total, incluyendo el tiempo estacionario por las banderas rojas), el equipo austríaco optó por colocar neumáticos medios (banda amarilla), mientras sus rivales (Ferrari y otros) lo hacían con los más duros, para asegurar llegar hasta el final sin otra parada y sin mayor degradación. El razonamiento de Red Bull, para esta nueva y osada estrategia, fue la de asegurar mantener las posiciones en la arrancada -por tener estos neumáticos medios más agarre- y luego sus pilotos marcar el ritmo de la carrera para la conservación de los neumáticos y combatir la degradación.
Separados por un buen margen del quinto lugar -de nuevo George Russell con Mercedes, el único en los primeros cinco lugares en las siete carreras disputadas- ninguno intentaría buscar un difícil y arriesgado adelantamiento. Carlos Sainz no buscaría el primer lugar debido a su seguidilla de contratiempos y errores con despistes en las carreras previas de la temporada. Verstappen tampoco intentaría sobrepasar a Sainz porque estaba delante de Leclerc manteniendo el liderato del campeonato y el monegasco cuidando igualmente su puntaje para el resto de la temporada que apenas cumple el primer tercio del calendario.
Ferrari falla de nuevo en carreras dominadas. Una semana antes, también Leclerc perdía un triunfo seguro, aunque por problemas mecánicos. Esta vez los errores vinieron de la pared de los pits. Pareciera que los de Maranello no supieran como ganar. Los números son determinantes. Con ambos pilotos en primera fila de la parrilla de salida, solo han podido ganar una carrera en las últimas ocho situaciones similares, cuando cuentan con una privilegiada posición. Fue en Bélgica 2019, cuando Sebastian Vettel tapó a Lewis Hamilton (Mercedes) para ayudar a Leclerc a conseguir su primer triunfo en la F1).
Para Sergio “checo” Pérez un gran triunfo, su tercero en la F1. Siempre por delante de su compañero campeón en el fin de semana, ha demostrado desde la temporada pasada (luchas en pista con Hamilton) un extraordinario desempeño y una madurez que avalan su inclusión en el equipo que busca un nuevo título de constructores, esquivo desde 2013 (para el de pilotos necesita la ausencia de Verstappen). México también vivió un gran día, porque casi logra que otro compatriota consiguiera el triunfo en las famosas 500 Millas de Indianápolis, donde Patricio “Pato” O’Ward quedó en el segundo puesto al no conseguir adelantar al sueco Marcus Ericsson (exFórmula Uno 2014-2019 con Caterham y Sauber), en la vuelta final.
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