En promoción a Star Wars, el RB1 en el pit de Red Bull Racing en Mónaco 2005.
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Después de más de un lustro del dominio “Imperial”, se necesitó de un guerrero especial para regresar al equipo Red Bull a la senda ganadora y exitosa como entre 2010 y 2013, tomando en cuenta que de las 9 carreras disputadas hasta el presente en la temporada 2021, el equipo ha ganado cinco en forma consecutiva, cuatro de ellas por este talento especial, el piloto Max Verstappen, una por su compañero de equipo el mexicano Sergio Pérez, al tener que retirarse el neerlandés en las postrimerías por un pinchazo cuando iba a un triunfo casi seguro y una cedida cuando se salió de la pista al adelantar a Lewis
Hamilton, teniendo que regresar el puesto faltando pocas vueltas para el final de la primera competencia de la campaña en Bahreín.
Siempre le estaremos agradecidos a “Didi”, como le dicen sus allegados al emprendedor Dietrich Mateschitz, fundador en 1984 de Red Bull y quien en septiembre de 2004 salió al rescate del abandonado equipo Jaguar, comprándole a Ford por un monto simbólico (un $) los activos, manteniendo a todo el personal que en ese momento iba a quedar cesante.
Cuando la escudería Red Bull se inició como equipo de la Fórmula Uno en la temporada 2005, muchos se preguntaban que hacía un fabricante de una bebida energética como constructor de monoplazas en la máxima categoría del automovilismo mundial, cuando probablemente su interés principal era promocionar el producto (el cual ya vendía para el momento un billón de latas anuales), lo cual podía lograr fácilmente como patrocinador de una plantilla existente, tal como había hecho en 1995 adquiriendo una mayoría accionaria del Holding de Sauber, del cual se retiró en 2001 cuando no estuvo de acuerdo con la contratación del piloto finlandés Kimi Raikkonen.
Sin embargo, pronto demostró que su interés era quedarse en la Fórmula Uno, comprando a Minardi al año siguiente, para agregar -como nunca visto- una segunda escudería y darle así, oportunidad a más pilotos ascendentes. La seriedad de su compromiso quedó sellada con la contratación del “Gurú” Adrián Newey, ingeniero estrella quien ya había llevado sus creaciones a alcanzar campeonatos mundiales, tanto en Williams como en McLaren. A los 5 años la inversión fue fructífera cuando lograron a partir de 2010 cuatro campeonatos de pilotos y de constructores en forma consecutiva.
Con la falta de buenos resultados a partir de la introducción en 2014 de los motores híbridos, se podía haber sentenciado la salida de la categoría después de haber cumplido el objetivo inicial. Sin embargo, Mateschitz, quien por suerte toma personalmente las decisiones importantes, apostó por seguir a pesar de la salida de Honda, el fabricante de las unidades de potencia que impulsan sus vehículos, logrando un inédito acuerdo con los nipones de seguir por ellos mismos con el desarrollo y fabricación de estos motores.
Red Bull desde su inicio trajo un aire fresco de innovaciones a la máxima categoría del automovilismo mundial. En Imola 2005, revolucionó al Paddock con su “Power Station”, la cual hizo cambiar desde entonces totalmente el ambiente y fisonomía de la villa de los equipos.
El compromiso de una empresa que utiliza prácticamente el 50% de sus ingresos (venta de unos 7 billones de latas anuales) en actividades deportivas, el trabajo continuo de ingenieros y diseñadores, junto al enorme talento de básicamente un piloto, ha regresado a la competitividad a un equipo y a la Fórmula Uno.